Nació en Venecia el año 1486. Abandonó la carrera de las armas para consagrarse al servicio de los pobres entre quienes distribuyó sus bienes. Fundó la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca, para socorrer a los niños huérfanos y pobres. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537.
Ver másEn Marsella, en Francia, santa Emilia de Vialar, virgen, que tras haber trabajado con denuedo por difundir el Evangelio en países lejanos, fundó la Congregación de las Hermanas de San José de la Aparición y la propagó ampliamente.
En Vercelli, del Piamonte, en Italia, beata Emilia (Smelia) Bicchieri, virgen de la Orden de Predicadores, quien, a pesar de haber ejercido a menudo el cargo de priora, realizaba muy contenta en la vida de comunidad los servicios más humildes de la casa.
En Roma, conmemoración de santa Emiliana, virgen, tía paterna de san Gregorio I Magno, papa, la cual falleció piadosamente poco después que su hermana Tarsila (s. VI).
En Cízico, en el Helesponto, san Emiliano, obispo, que, por defender el culto a las sagradas imágenes, soportó grandes sufrimientos por parte del emperador León y, finalmente, acabó su vida en el destierro (s. IX).
En Doróstoro, en Mesia, san Emiliano, mártir, que despreciando los edictos de Juliano el Apóstata y las amenazas de su vicario Catulino, derrumbó el altar de los ídolos para impedir los sacrificios, por lo que fue arrojado a un horno ardiente, alcanzando así la palma del martirio.
En los montes de la región de la Cogolla, no lejos de la ciudad de Logroño, en España, san Emiliano o Millán, presbítero, que, después de llevar vida eremítica y clerical, abrazó la monástica y se hizo famoso por su generosidad para con los pobres y el don de profecía.
En Valence, de la Galia Lugdunense, san Emiliano, venerado como primer obispo de esta ciudad (post 374).
En Vercelli, de la provincia de Liguria, en Italia, san Emiliano (s. VI).
En la ciudad de Majdanek, cerca de Lublín, en Polonia, beato Emiliano Kov, presbítero y mártir, que en tiempo de guerra fue deportado a un campo de concentración, donde, por el combate de la fe, alcanzó la vida eterna.
En Villefranche, en la región de Rodez, en Francia, santa María Guillerma Emilia de Rodat, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia, dedicadas a la educación de niñas y a ayuda para los necesitados.
En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Emilia Tavernier, religiosa, que, al perder el marido y los hijos, se entregó a cuidar a los necesitados, fundando la Congregación de las Hermanas de la Providencia, en favor de los huérfanos, ancianos y débiles mentales.
En el pueblo de Hujiacun, en Shenxian, también en la provincia china de Hebei, santa María Guo Lizhi, mártir, que durante la misma persecución, cual otra madre de los Macabeos, dio ánimos a los siete miembros de su familia que le acompañaban en el lugar del suplicio, pidiendo que fuese ella la última en ser ejecutada, y así, habiéndolos visto partir previamente a todos al cielo, les siguió finalmente.
En Ollería, en Valencia, beata Encarnación Gil Valls, virgen y mártir, que, portando la lámpara encendida, caminó vencedora hacia Cristo Esposo.
En Turín, del Piamonte, beata María Enriqueta (Ana Catalina) Dominici o María Enrica Dominici, de las hermanas de Santa Ana y de la Providencia, que gobernó sabiamente y engrandeció su Instituto durante treinta años hasta su muerte.