Santos del día 17 de marzo

San Patricio (s. V)

San Patricio, patrono de Irlanda, obispo, que, siendo joven, fue llevado cautivo desde Gran Bretaña a Irlanda, y después, recuperada la libertad, quiso ser contado entre los clérigos y regresar a la misma isla, donde, hecho obispo, anunció con vehemencia el Evangelio y organizó con firmeza la Iglesia, hasta que en la ciudad de Down se durmió en el Señor.

Celebran hoy: Pachi, Pat, Patizzio, Patri, Patricia, Patricio, Patrick, Patti, Patty, Patxi, Paty.

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San José de Arimatea

Discípulo a escondidas de Cristo, que dio la cara por él en el momento más duro: para pedir a Pilatos recoger Su Cuerpo muerto de la Cruz y enterrarlo en el sepulcro.

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San Agrícola (s. VI)

En Chalons, en Burgundia, de la Galia, san Agrícola, obispo, que durante casi diez lustros rigió esta Iglesia y la robusteció con varios concilios.

Beato Conrado de Modugno (s. XII)

En Modugno, cerca de Bari, en la Apulia, beato Conrado, que en Palestina llevó vida eremítica, habitando en una mísera cueva hasta la muerte (c. 1154).

San Juan Sarkander (s. XVII)

En Olomuc, en Moravia, san Juan Sarkander, presbítero y mártir, que, siendo párroco de Holesov, por negarse revelar el secreto de confesión fue sometido al suplicio de la rueda y, arrojado a la cárcel cuando aún respiraba, falleció apenas un mes más tarde.

Beato Juan Nepomuceno Zegri y Moreno (s. XX)

En la ciudad de Málaga, en España, beato Juan Nepomuceno Zegri y Moreno, presbítero, que consagró su vida en el ministerio al servicio de la Iglesia y de las almas, y, para procurar mejor la gloria de Dios Padre en Cristo, fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Santísima Virgen María de la Merced.

San Pablo de Chipre (s. VIII)

En la isla de Chipre, san Pablo, monje, que fue quemado vivo por defender el culto de las santas imágenes (c. 770).

Santa Gertrudis de Nivelles (s. VII)

En Nivelles, en Brabante, santa Gertrudis, abadesa, la cual, nacida de muy preclara estirpe, recibió de San Amadeo el sagrado velo de las vírgenes, presidió sabiamente el monasterio construido por su madre y, asidua en la lectura de las Escrituras, consumió su vida con la austeridad de vigilias y ayunos.